Permiso denegado. Replicó el oficial. No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto.
El soldado haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial furioso le dijo: ¡Ya le dije yo, que estaba muerto!, dígame… ¿Merecía la pena ir allá para traer un cadáver?
El soldado respondió (moribundo): ¡Claro que sí, señor! cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme ¡Estaba seguro que vendrías!
[Autor desconocido]
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Todos quisiéramos tener un amigo así ¿no?, pero recuerden, para tener un amigo verdadero primero hay que darse el tiempo de ser uno... La vida tiene altos y bajos, cuando estamos en la cima sobran los amigos, pero sólo cuando tropezamos y caemos, nos damos cuenta de quienes son nuestros más fieles y leales camaradas...
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